jueves, 20 de octubre de 2016

“La chica del lunar en la cara y que siempre fumaba, después de hacer el amor”



 

-. “…y a dónde vas ahora? – te pregunto. Por qué diablos me molesto en hacerte esa pregunta?, si sé que no responderás.

Te sientas al costado de la cama, sin mirarme, dándome la espalda. Te arreglas el sostén.

Me inclino, para ayudarte a cerrar tu sostén, pero me golpeas las manos, y haces tú clásico sonido entre “gruñido y queja” – Aaaarrrg! Saca las manos! – me dices. Puedo sola – concluyes.

Me río…y miro en tu espalda, que el sostén te quedó chueco y mal abotonado, pero no te digo nada, aprendí a reírme de tu terquedad.

Ya poh…a dónde vas? – insisto.

Sin mirarme, dándome aún la espalda, sentada al borde de la cama, buscas en tu bolso tus cigarros. Prendes uno...respiras el humo, y lo botas con un suspiro coqueto…como un pequeño orgasmo. Volteas tu rostro y me miras, mientras vuelves a fumar, pero sigues en silencio.
 

Me hago a un lado, me acerco al velador, busco el mini componente y pongo música.

Suena nostálgica…Celeste Carvallo…Blues sexy…llena la pieza, de ese sonido embriagador.

Tomas mi mano, sin mirarme y sin dejar de fumar, sin emitir palabra alguna. Comienzas a acariciar mi pierna…y luego mi pene…comienzas a amasar mi miembro, de arriba abajo.

Esto, es todo mío – me dices. Me miras coqueta, sueltas el humo de tu boca y ríes.

Si…es tuyo…lo sabes. Tomo tu mano y la acerco a mi pecho. Y esto, también es tuyo – concluyo.

Sacas la mano de mi pecho, y tu sonrisa se esfuma.

No puede ser, lo sabes. No podemos amarnos, no podemos extrañarnos, soñarnos, sentirnos…solo podemos desearnos. El sexo es lo único, que está permitido – me dices.

A donde tienes que ir? – vuelvo a insistir.

Tengo que ir con mi marido, iremos a un restaurant. Hoy estamos de aniversario – me dices.

Am… - replico. De aniversario? Cuantos años ya? - pregunto

3 años ya…de esta farsa. Ya me deberían haber dado un Oscar, para mejor actriz. Pero la academia se niega si quiera, a nominarme – concluyes con una carcajada.

 Sacas de tu bolso, una botella pequeña de cerveza. Me la muestras y sonriendo me dices: Mira lo que me encontré…y es artesanal, cerveza de malta, pura y aún un poco helada.

Te sonrío – Bueno, pero quiero solo un sorbo – te digo.

Te bebes toda la botella, fumando un cigarro tras otro, y cantando desafinada a Celeste Carvallo
 

Sacas del bolso, otra cerveza más.

Oye oye oye…no, para ya! Debes llegar sobria donde tu marido, no querrás hacer una escena, cierto? – Y atajo la botella de cerveza y te miro serio.

Suelta la botella! No te metas! – me respondes agresiva y me la arrebatas.

Me paro y me voy al baño, entro en la ducha. Con mucha rabia, he tolerado tu terquedad muchos años, pero a veces me molesta mucho. Doy el agua y comienzo a ducharme.

Le subes todo, el puto volumen a la música y cantas:

 

“…hoy te canto mi blues, cansada de llorar,

cansada de gritar por ti, y es por eso que te pido ahora, antes de partir,

que escuches mi último blues…”

 

Termino de ducharme, yo también tengo cosas que hacer, y cosas que resolver en mi cabeza. No tengo el tiempo, de lidiar con tu mal genio, he tenido suficiente.

Me visto rápido, y salgo a la pieza del motel. Estás sobre la cama, con la mirada pegada en el techo. Haz puesto la misma canción unas cinco veces. Sigues fumando…y en el piso hay ya cuatro botellas individuales de cerveza, obviamente están vacías, te las bebiste todas.
 

Te sientas al verme, estás ebria…tienes el rímel escurrido por tus mejillas. Evidentemente lloraste, y tienes un cigarro, que se consume entre tus dedos.

Me acerco a ti…beso tu deliciosa boca, con sabor a cigarro y a cerveza. Me tomas de una mano y me pides que te rapte…otra vez. Como hace un año atrás, cuando tenías que ir al bautizo, de un sobrino de tu marido, que se realizaría en Lonquen…a la cresta de lejos. Y te “rapté” ,por todo el fin de semana. No recuerdo, cual fue la excusa que inventaste.

Me agacho y subo tu pantalón, lo abotono y subo el cierre, te acomodo bien el sostén, tomo tu polera y te la pongo, te arreglo un poco el pelo; estás ebria, así que te pones más dulce y dejas tu terquedad de lado, no dices nada, en silencio dejas que te arregle; en el fondo te conozco tan bien…y sé que usas esa imagen fría y déspota, porque eres frágil y dulce, te muestras terca e indolente, cuando en el fondo eres una gatita, que solo busca amor…
 

…y un pene grande, que te penetre hasta el fondo.

Limpio un poco, el rímel de tus mejillas, hincado frente a ti, acaricio tu rostro y te sonrío.

Te ves horrible! – te digo.

Ríes cómplice.

No tengo remedio amor mío, soy un caso perdido – me dices.

Bueno, al menos ponte algo de perfume, no querrás defraudar a tu marido – te aconsejo.

Ayudo a ponerte de pie, te pongo tu chaqueta y nos vamos de este motel, dejando atrás la habitación número 69…que según tú era la mejor, porque tiene el número mágico.
 

Soy un desastre – repites una y otra vez, tienes el rímel escurriendo por tu cara otra vez, esa cara de loca y amargada, esa cara de loca y depresiva, que me vuelve loco de deseo;  mientras sigues botando humo de cigarro por tu boca, tu bella boca, esa boca que me vuelve loco de deseo.
 

No, no eres un desastre. Solo cometiste malas decisiones, quien no las ha cometido? Eh? – te digo.

Caminamos por el centro, paseo Ahumada, ya casi anochece. A ti y a mí, siempre nos gustó la noche, sus luces de mentira, en los autos, edificios y afiches publicitarios…toda la noche iluminada.
 

Luces no bélicas! – me dices sonriendo. Estábamos pensando en lo mismo.

Así que caminando de la mano, por paseo Ahumada, anocheciendo canto el coro contigo:

“Son luces no bélicas y…

Pretenden saber dónde ir…

Dentro de ti…”
 

Tú, espontanea como siempre, te volteas y me agarras el paquete de nuevo, en medio de la calle, poco te importa el resto. Me pasas la lengua por la cara, te acercas a mi oído y me dices:  Esto, es todo mío – mientras me aprietas el paquete.

Tomo tu mano y la acerco a mi pecho. Y esto también es tuyo – concluyo.

 


Caminamos hasta Alameda, cerca del metro Santa Lucia. Hago parar a un taxi, y te paso treinta mil pesos en efectivo, para que pagues la carrera.
 

¿Me estay pagando a mí? Me siento una vil puta, más encima borracha, hedionda a cigarro – Me dices - y sueltas tu carcajada espontánea, que me contagia a mí también.

Es para el taxi, idiota! – Te replico riendo.

Agarras el dinero, y te subes al taxi.
 
Te acomodas con dificultad, cierras la puerta, bajas la ventana y botas el cigarro aún humeante de tu boca. El taxi empieza su marcha y me gritas por la ventana:

¡Mijito ricooooo! – Sonrío mientras la gente que nos rodea, mira la divertida escena. Te tiro un beso con mi mano y veo, como el taxi te aleja de mí…mientras me levantas el dedo de en medio, de tu mano.

 


 

 

 

 

Nunca más…

volví a verte.

 

 

Nunca más volví a llamarte…

 

 

…nunca más me llamaste tú

 

 

Nunca más volvimos a saber, el uno del otro…

 

Pasaron los meses…

 

 

…Pasaron los años.

 

No sé cuáles fueron tus razones para no llamarme. Las mías, las tengo claras. Contigo todo era inesperado, era entretenido si…pero a la larga se volvió agotador. Tu carácter tan pasional junto al mío, que también es muy explosivo, hizo estragos a la larga. Tú muy terca y déspota y yo, con un ego muy grande, no estaba dispuesto a andarte buscando, ni suplicando nada, mucho menos volver a estar juntos.

 

Me case, tengo una bella hija, hice lo que todas las personas hacen. Tengo una vida tranquila, ya estoy viejo, no estoy para aventuras locas. Mi vida me da tranquilidad, mi esposa es buena y mi hija es mi vida.

A veces, pienso en ti. Bueno, bastante seguido ¿a quién engaño?, fuimos amantes muchos años. En la ducha, siempre pienso en ti, el sexo contigo era fabuloso.

 


Que será de ti…?

 

¿…que será de la chica del lunar en su cara y que siempre fumaba, después de hacer el amor…?

Me preguntaba si seguirás casada, si seguirás tan bipolar como siempre, tendrás aún esa pasión gigante, que desbordaba sexo, en cada rincón de esta ciudad?

Pensarás tú en mí? – Esa es la pregunta, que más me inquietaba.

Noche de Sábado y acorde, con 2 ex-compañeros de la media, juntarnos en un Bar a conversar de la vida. Siempre es genial, ver a mis dos mejores amigos de la vida, sobre todo a mis 40 años.

21:35 pm, más menos…lindo Bar. Tranquilo, miro y busco a mis compañeros, observo todo a mi alrededor, no faltan los cuarentones que aún se creen jóvenes, coqueteando a mujeres, que están  solas en sus mesas. Intentando “ligar” como en sus años mozos. Se ven patéticos, les cuelga la panza y ocultan su anillo de bodas en sus bolsillos del pantalón, lucen mal, ebrios…calvos…se ven tristes…insisto…PATÉTICOS.
 

Mis amigos y yo, nos sentamos a conversar de mil cosas, entre copas y risas.

Pasa el rato y me paro al baño, sigo mirando a mi alrededor. Camino un poco desorientado, culpa de las copas de vino, que me he bebido, y muy cerca de la barra, en una mesa, veo a cuatro mujeres, muy guapas todas, fumando y bebiendo. No están solas, a simple vista, cada una está acompañada, por su pareja.
 

Me congelo…!!!

Miro fijamente a una de ellas…que llama mi atención

 

No, no me equivoco, es imposible equivocarse. Ese lunar característico, esa carcajada…y esa compulsiva manera de fumar…

 


…ERES TÚ…

La chica del lunar en la cara y que siempre fumaba, después de hacer el amor

 

De todos los bares, tenías que elegir justo este…

Te miro unos segundos en silencio, me salta el corazón, estás preciosa…como siempre tan atractiva y libre. Tu cara y tu mirada perdida, de loca…me encanta! 

Sigo mirándote, te analizo, te miro sonreír y conversar con tus amigas. Sonrío, agacho la cabeza y voy al baño. Acercarme a ti? NUNCA…! Tengo mil motivos, no quiero molestarte, estas acompañada, yo estoy casado, han pasado siglos sin vernos, y quizás nunca te importe…etc…

De regreso en mi mesa, aún un poco en shock…la noche avanza, pero no te puedo sacar de mi cabeza.

Miro mi reloj, son las 22:45 pm es tarde ya…para un cuarentón casado, un último trago y me retiro. Me voy a la barra, voy a pedir un whisky. Obviamente, miro hacia la mesa, donde estabas tú. Ya no estás…ni tu pareja tampoco. Será ese tu marido? - Me pregunto.

Solo están tus tres amigas, con sus parejas. Agacho la cabeza, y pienso mirando a la nada…si tú me habrás visto? – No, no lo creo.
 

El barman me entrega mi whisky, y siento una respiración con olor a cigarro detrás de mí…un suspiro con olor a cerveza, respirando en mi nuca…y una mano que agarra mi paquete, sin importar que alguien vea…
 

Una voz, se me acerca al oído y me dice:

Esto, es todo mío.

Volteo despacio, para verte justo frente a mí, con tu cigarro en la mano, sonriéndome cómplice. Tú…

Tomo tu mano y la acerco a mi pecho. Y esto, todavía es tuyo – concluyo.
 
 
 
 
 ............................................................................................fin?
 
Escrito por: el gato nocturno
 
 
 
 

miércoles, 12 de octubre de 2016

“Dos antifaces que cubren la culpa, y unas esposas atoradas en tus manos”


 
 
-. “Sigue!! Sigue!! Gritas en mi oído…
¡…SIGUE…!
¡…SIGUE…!
Sobre ti, me muevo como León en celo, rujo en tu cuello, tu rasguñas mi espalda, como leona de fuego. No te apagues…mi enmascarada amante de satín y fresas, no te apagues nunca!!
 
Mi rostro está cubierto por un antifaz, seductor  y oscuro, que cubre mi culpa, pero abre el placer. Tu llevas un antifaz de perlas y seda…que vuelve mi pene duro, como martillo.
Así que te sigo penetrando, una y otra vez…no te quites el antifaz…y jamás me quites el mío!
¡…SIGUE…!
¡…SIGUE…!
 
Ahora para continuar, esposo tus manos, te aprisiono la cama…no puedes huir, no puedes escaparte de mí, estás raptada hace días, estás bajo mi control, estos minutos eres solo mía. Haré que olvides a tu marido…lo juro, haré que te enamores de mí.
 
Estoy a punto de venirme, saco mi pene y eyaculo todo mi semen, sobre tu abdomen. Sigo apretando mi pene sobre ti, me sigo masturbando hasta que caiga, la última gota de mi leche.
Sin sacarte las esposas, sin sacarte el antifaz, me acerco a ti y beso tu boca, muerdo tu labios. Me visto y me voy. Te dejo sola y esposada a la cama, obviamente me llevo las llaves, amordazo tu boca nuevamente y me voy de la habitación. Cierro la puerta con doble seguro, nadie puede saber, que te tengo secuestrada en mi casa. Nadie! Nadie puedo saberlo…eres solo mía. Menos ahora, que sé bien, que te has enamorado de tu captor.
 
Pongo las noticias, solo para ver y reírme, que tu secuestro sigue en primera plana, otra vez.
Pobres ignorantes! Que saben ellos de amor!? Yo te amo, y sé que tú me amas…me lo dicen tus ojos llenos de lágrimas, cada vez que hacemos el amor…”.
 

Escrito por: el gato nocturno
“In a manner of speaking” – Nouvelle Vague
 

domingo, 2 de octubre de 2016

“Véndame los ojos”



 

-. “Extraña habitación, frutillas saboreo en mi boca pero no las veo…

Viertes champagne helado, sobre mis pechos y los lames a ritmo intenso…muerdes los pliegues de mis pezones…montañas de inmoralidad.

 

Bebes champagne y lo viertes en mi boca, desde TU boca…eso es tan sexy…

Todo huele rico, huele a jazmín…la flor de las geishas; haz cuidado cada detalle…como siempre…adoro los pétalos sobre la cama…las velas…la música…el ambiente perfecto, para un asesinato.

 

Que siento ahora?

 

Que es lo que tramas?

 

Cuál es el siguiente juego?

 

No veo nada, mis ojos están vendados…la vista me la has quitado…la has cubierto, con una venda negra, suave y aterciopelada…para que solo sea una experiencia, de sensaciones.

Dejo que me lleves a donde quieras

Dejo que me tomes como te plazca

Dejo que hagas lo que quieras con mi cuerpo

Dejo que me vendes los ojos, porque yo, me he enamorado de mi verdugo.

 

Juegas con mi boca, tu lengua lame mis labios y me vuelves loca, las yemas suaves de

tus dedos, juegan con mi clítoris y yo a ciegas, dejo que me sorprendas con tus tretas.

Chocolate líquido entra por mi boca, me besas y despacio me ahorcas…

 

Me enamoré de mi verdugo, me enamoré de ti…

Ahora te sorprendo yo a ti, saco un cuchillo enorme, que tenía guardado…y lo entierro con todas mis fuerzas, dentro de ti…me quito las vendas…y te beso con dolor y rabia, mientras mueres de apoco. Te amo, pero este amor enfermo y sicótico, no puede seguir más, y si no eres mío, no serás de ninguna otra.
 

Me miras aterrado, lloras…pero te sigues viendo hermoso, acaricio tu rostro. Yo lloro también, mientras no dejo de presionar el cuchillo contra ti…mi amado verdugo…te beso…te beso fuerte…y nos miramos a los ojos…no hay consuelo para tanto amor…no hay consuelo para tanto dolor.

Te abrazo, dejo que mueras sobre mí, me bañas en sangre…sangre que corre por la cama, como un río y se deja caer el piso…

Mueres…

…de apoco…

…mueres sobre mi…

Lloro desconsoladamente, con la punta de mis dedos, recojo parte de tu sangre, pinto mis labios con ella…mientras escucho, como el último suspiro sale de ti…

 


Dejé que me llevaras a donde querías

Dejé que me tomaras como te parecía

Dejé que hicieras lo que quisieras con mi cuerpo

Dejé que me vendaras los ojos, porque yo me enamoré de mi verdugo

 

Me he comido tu alma

 

¡ Me he comido tu amor a pedazos !

 

Escrito por: el gato nocturno

“Me haces tanto bien” – Amistades peligrosas